domingo, 14 de febrero de 2010

Los socialistas llevan a sus hijos a colegios privados de élite

LOS SOCIALISTAS LLEVAN A SUS HIJOS A COLEGIOS PRIVADOS DE ÉLITE
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Los nacionalistas imponen la enseñanza en catalán, pero sus vástagos aprenden inglés, francés o alemán. La oposición lo tacha de “cinismo político” y “racismo”.

Josep Anglada i Rius, presidente de Plataforma por Cataluña, ha acusado de xenófobos a los dirigentes del tripartito catalán y a los miembros de CiU. “Aunque tienen un discurso políticamente correcto con la inmigración, en su vida privada se comportan como auténticos racistas”, ha sentenciado.

La crítica es una referencia explícita al hecho de que estos políticos lleven a sus vástagos a los centros privados más elitistas de España. Por ello, Anglada les ha retado a que “antes de la próxima campaña al Parlament lleven a sus hijos a colegios públicos de las zonas más afectadas por la inmigración” para que sean “coherentes con lo que dicen en público”.

Anglada añade: “Los hijos de los trabajadores tienen que ir a colegios públicos, donde la integración con los hijos de los inmigrantes está causando un grave problema”.

En esta misma línea de incoherencia, el presidente de la Generalitat, José Montilla, rechazó el pasado 18 de enero la propuesta del equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Vic –CiU, PSC y ERC– por la que pretendían negarse a empadronar a los inmigrantes sin papeles.

Para justificar su rechazo a la propuesta de Vic, Montilla razonó: “Este discurso lo hacen los que tienen poca relación con la inmigración y no viven en poblaciones y barrios con muchos extracomunitarios”. Lo dice alguien cuyos hijos no sufren los estragos de la saturación de inmigrantes en las escuelas, como tampoco la inmersión lingüística.

Políglotas

Los trillizos que Montilla tiene con su segunda mujer, Ana Hernández, van al selecto Colegio Alemán, donde además de catalán aprenden español, inglés y alemán.

Sin embargo, el presidente de la Generalitat ha impuesto el catalán en la enseñanza, en la Administración y en las relaciones con los ciudadanos. De la obligación de que sea lengua vehicular en los estudios han quedado excluidos sus hijos y también los de numerosos miembros de su equipo de Gobierno.

La vicepresidenta del PSC, Manuela de Madre; el secretario de organización del PSC, José Zaragoza; el consejero catalán de Política Territorial, Joaquim Nadal, y la consejera de Trabajo, Mar Serna, llevan a sus hijos a la escuela privada, según han informado fuentes de Cataluña a LA GACETA.

Por su parte, el líder de CiU, Artur Mas, los manda al Liceo Francés, donde también estudian los hijos de Joan Laporta, presidente del Fútbol Club Barcelona, quien ha conseguido que el catalán sea nombrado lengua oficial del club y que ha manifestado su apoyo a manifestaciones nacionalistas.

A nivel nacional ocurre más de lo mismo. El Gobierno hace una férrea defensa de la formación pública. El ministro de Educación, Ángel Gabilondo, ha manifestado recientemente que “la educación es un bien público y cuando se hicieron los colegios concertados fue para garantizar el acceso gratuito de todos. Es determinante un apoyo claro a la educación pública y vamos a tratarlo particularmente”.

Más privilegiados

Pero los ministros y políticos socialistas también optan por la enseñanza privada, donde sus hijos aprenden varios idiomas.

Ya lo dice Gabilondo: “A mejor formación y más cualificada, mayor nivel de empleabilidad”.

Los retoños de la ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, estudian en el colegio San Patricio del madrileño barrio de La Moraleja. La enseñanza de cada uno le cuesta 500 euros al mes más 150 de comedor.

Los de José Blanco van al Instituto Británico de Madrid, donde el ministro de Fomento se deja una media de 1.200 euros al mes por la educación de sus dos hijos.

Mercedes Cabrera los lleva al Colegio Estudio de Madrid, del que fue “alumna predilecta”.

José Bono, presidente del Congreso de los Diputados, también se decanta por la formación privada para sus cuatro hijos, tanto en primaria como en la universidad. La más pequeña estudia Educación Infantil en Nuestra Señora de los Infantes, que pertenece al Arzobispado de Toledo.

Crisis educativa

El panorama de la educación española no puede ser más desolador: un 30% de fracaso escolar, un 40% de los jóvenes sin cualificación alguna, así como un profesorado desencantado y poco reconocido, que demanda soluciones urgentes.

Según el catedrático de sociología Amando de Miguel, la inmigración ha acelerado el desastre educativo en las aulas. “El Gobierno no hace nada por mejorar la situación. La última iniciativa de Pilar del Castillo fue la Ley de Calidad de la Enseñanza y lo primero que hicieron los socialistas al llegar al poder fue derogar esa norma”, denuncia De Miguel. Para este catedrático, “la crisis de la educación es más grave que la económica” y “no se supera fácilmente”. “La masificación de inmigrantes en la enseñanza pública está reduciendo la calidad de la educación, además de provocar falta de plazas en guarderías y problemas de espacio en los centros”, sentencia.

“Nos encontramos en una situación de emergencia educativa”, manifiesta a LA GACETA el portavoz del PP en la comisión de Educación del Congreso, Juan Antonio Gómez Trinidad.

Gran crecimiento

Cinco comunidades superan el 15% de alumnos inmigrantes. Son Cataluña, Madrid, Baleares, La Rioja y la Comunidad Valenciana.

La presencia de los inmigrantes en la escuela pública ha crecido del 73,2% al 82,4% en 11 años (1996-2007), mientras que la de españoles se ha reducido del 69,5% al 65,9%.

En Zaragoza se viven situaciones tan surrealistas como que más de la mitad de los alumnos inmigrantes se concentran en apenas una decena de colegios públicos, de los 73 que hay en la provincia.

En muchos de estos centros, la tasa de estudiantes extranjeros ronda el 90% del total de los matriculados y es frecuente encontrar aulas en las que sólo hay tres o cuatro niños nativos españoles. Es el caso, por ejemplo, del colegio Luis Vives, en Torrero.

La problemática de la inmigración en las aulas se debe al desconocimiento del idioma de los inmigrantes; al aumento excesivo de alumnos extranjeros en colegios públicos; al retraso escolar que muchos arrastran por haber tenido que abandonar los estudios y colaborar con los ingresos de la familia; a la heterogeneidad de alumnos; y a su incorporación tardía al curso escolar.

Así se desprende de la página web del Instituto de Tecnologías Educativas, dependiente del Ministerio de Educación. También cita como causas la poca o nula implicación familiar en las tareas escolares o la escasez de integración real del alumno inmigrante al sistema educativo, pese a que asistan con regularidad al centro o a la falta de un plan de acogida en muchos colegios.

Contra las cuerdas

Carmen Guaita, responsable estatal de Comunicación del sindicato docente ANPE, manifiesta a LA GACETA que “los responsables políticos tienen que garantizar a la sociedad la misma educación de máxima calidad que quieren para sus hijos”. Para Guaita “es injusto tolerar que haya centros educativos que se conviertan en guetos, porque la escuela debería ser el primer factor de integración de la población inmigrante en el país”.

“Es un insulto que no ofrezcan lo que guardan para sus vástagos. La honestidad en política debe ser dar lo mejor para los hijos de los ciudadanos”, expresa el portavoz de educación del PP en el Congreso, Juan Antonio Gómez.

“Si creen que la pública tiene la suficiente calidad y funciona tan bien como venden, deberían llevar a sus descendientes allí”, sostiene el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera.

“Montilla impone el monolingüismo en las escuelas públicas y convierte en conejillos de indias a los niños de los demás mientras los suyos aprenden cuatro idiomas. Eso es cinismo político”, apunta.

Por su parte, la ex parlamentaria del PP de Cataluña Montserrat Nebrera expresa que “el Gobierno sabe que algo falla en la pública para que inculquen a sus hijos la educación privada”. “Es fariseo”, sentencia.

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